La esposa de un mártir

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Hola. Soy Matin. Conocía a Fahimeh desde hacía dos años. Tenía unos 40 años. Pero no se lo comió en absoluto. Se mostró mucho más joven. Me hice amigo de él con mil desgracias. Descubrí que su esposo era un veterano de la guerra química y fue martirizado hace dos años. Al principio, estaba muy enfermo. Hice un plan de hermandad con él y así me volví más amiga, la mayor parte del tiempo hablábamos por teléfono ya veces nos reuníamos y nos veíamos. Tenía muchas ganas de ir a su sangre, pero él no aceptó. Él dijo no. Era inquilino y tenía dos hijos. También trabajo para una empresa de informática. Más tarde, cuando se enteró de que estaba trabajando con una computadora, me llamó un día y me dijo: "Vamos, encendamos la computadora de los niños". Me había prometido invitarme a su sangre, pero me lo había dicho a tiempo. Después de bañarme me arreglé y fui a sangrarlos, lo habían comprado hacía unos meses, pero no sabía cómo conectarlo. Un cuarto de hora después, me conecté y enseñé a los niños a jugar. Anteriormente, el juego era un método de instalación. Ese día pasó con unos besos y un sueño entre tus brazos. Éramos más fáciles que antes.

Él había dicho que mis hijos podrían ir a la escuela más fácilmente. Hasta 4 días después de la reapertura de las escuelas, me llamó para que viniera. Le dije que vine, quiero que te pongas tu ropa más hermosa. Llamé sin preguntar y me abrió la puerta. Vaya, ¿qué vi? Fue realmente fascinante que no pudiera estar despreocupada durante 2 años. Tomé un pequeño beso de él y fui a sentarme en el sofá. Trajimos jarabe, vino y se sentó a mi lado, fue el mejor momento de mi vida, hablamos hasta que vino ante mi insistencia y se sentó en mis pies. El motor de arranque funcionó. Todos empezamos a comer, ay que gusto fue, luego me comí esos hermosos pechos, nos rociamos y nos acostamos. Le quité la ropa y comencé a frotarla, dormiste boca arriba porque estaba un poco avergonzada. Wow, no había tenido sexo por algunos años, realmente lo estaba disfrutando. Lo froté en sus pantalones cortos. Se levantó, me quitó la ropa, jugó conmigo un rato y, hiciera lo que hiciera, no comía, me dio un besito y me caí. Él mismo tomó a Kirmo, lo humedeció y se lo puso en los labios. Vaya, me estaba quemando, hacía mucho calor. Después de 4-5 minutos estaba deshidratado, me levanté, jugué con su clítoris y me lo comí para que se saciara antes, el agua llegó aunque estaba en la cama, lo bombeé más que el placer de estar satisfecho , y vino el agua y la derramé sobre su vientre. Ambos nos habíamos ido. Había alcanzado el placer que había estado buscando durante dos años. Esta historia era real. No olvides dejar un comentario.

Fecha: mayo 30, 2018

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